SalvadoradeniñasColombiaAugusto Aponte / Kienyke.-

Claudia Quintero asegura que desde siempre ha tenido la vocación de ayudar a los demás en su natal Cúcuta. Hace unos años decidió enfocar su lucha en la defensa de las víctimas de trata de personas al interior del país, un fenómeno poco documentado en Colombia.

Llegó a Bogotá huyendo de los paramilitares. Hoy, su papel en la defensa de los derechos humanos juega un papel trascendental, se ha propuesto salvar a decenas de niñas de las garras del Bronx.

Claudia, quien lidera la fundación Anne Frank, le dijo a KienyKe.com que más de 300 jovencitas menores de edad son reclutadas en el Bronx año tras año, y allí son obligadas a prostituirse, teniendo relaciones sexuales en su mayoría con habitantes de calle, y también como expendedoras de drogas.

“Presumimos que allá hay decenas de niñas, pues al año se desaparecen cerca de 325 menores y suponemos que llegan allá. Del Bronx se han recuperado o rescatado cerca de 70 menores, quienes proceden en su mayoría de sitios periféricos a la ciudad como Sibaté y Soacha. Incluso tenemos información de que los mismos del Bronx tienen sedes de microtráfico en otras zonas, como la misma Soacha. Incluso una de las niñas que estábamos buscando fue trasladada del Bronx a Soacha, donde la dejaron en un parque drogada”.

¿Cuál es el perfil de jovencitas que llegan al Bronx y cómo llegan allá?

“Las posibles víctimas de esa banda en el Bronx son niñas que ya consumen estupefacientes, que no tienen dinero para comprar la droga, pero hay otras que son engañadas”.

Según relató Claudia, el microtráfico encontró en la trata y explotación infantil “la forma más fácil de pasar de agache, lograr impunidad, pues el ICBF toma la protección del menor por un caso de toxicología, pero no como una víctima de trata. Uno de los líderes de la banda los ‘Sayayines’, que  tienen el control del Bronx, está detenido por drogas, pero no por trata de personas. En Colombia hay apenas cuatro condenas al año por trata de personas, cuando se interponen más de mil denuncias al respecto. Se nota que también hay un desconocimiento del tema por parte de la justicia. En Colombia hasta los fiscales desconocen los casos, y abren investigación por acceso carnal, a pesar de que la víctima relata en muchos casos que fue contactada por internet y obligada a prostituirse”.

La historia de Johanna*

Johanna ha ganado 20 kilos en los últimos dos meses, ya no está en la fría Bogotá, sino en algún lugar cálido del Tolima, en un proyecto productivo que le brindó el Ministerio del Interior. Atrás quedaron sus tristes recuerdos en el Bronx, donde fue obligada a tener relaciones sexuales en repetidas ocasiones con indigentes que terminaron allí por las drogas.

De hecho, en su cabeza aún retumba la palabra droga. En el Bronx fue obligada también a ingerir sustancias psicoactivas y hacer parte del negocio de microtráfico. No obstante, Johanna contó con suerte, al poco tiempo de cumplir cinco meses de estar esclavizada en ese sitio, llegó en su rescate la policía.

“En el 2013 nos llegó a la fundación el caso de una niña de 16 años, cuya familia es desplazada, y que duró esclavizada cinco meses en el Bronx. Allí fue explotada sexualmente, obligada a trabajar en prostíbulos del centro, y también a empacar estupefacientes y servir como correo humano. Como fue incitada para usar narcóticos, se convirtió en un indigente más y usada para cometer actos delincuenciales”.

Claudia Quintero explicó además que las menores que llegan al Bronx son inducidas a consumir drogas para hacerlas más dóciles.

“La mamá de Johanna nos buscó, pusimos al tanto de lo que estaba sucediendo a la Policía y Fiscalía. Semanas después nos llegaron unos anónimos al Facebook, diciéndonos que la chica estaba en una casa ubicada en el Bronx, donde hacen el empaque del bazuco y hay explotación sexual para los mismos habitantes de la calle. A los pocos días, la mamá fue con la Policía y la rescataron”.

Según relató Claudia, Johanna fue vendida por una comadre de la mamá, para saldar una deuda de varios millones que tenía en el Bronx. “Esta señora le dijo a la niña que le ayudara a cuidar a sus hijos, pero no volvió a aparecer, hasta que se enfermó y le reveló la verdad a su mamá”.

Posteriormente la menor de 16 años fue internada en un hospedaje que logró obtener la fundación Anne Frank donde se ubican temporalmente las jóvenes víctimas de la explotación sexual y otros casos de trata de personas.

Allí en ese mismo hospedaje se encontraba Maritza, quien fue rescatada también del Bronx gracias a la ayuda de Claudia. Sin embargo, su dependencia de las drogas y los abusos de los que fue objeto fue tal, que acabó con su vida. Posteriormente se supo que las mamás de ambas chicas les pagaron a los ‘Sayayines’ para que las dejaran en libertad.

Ese momento marcó a Claudia, quien decidió llegar a las más altas instancias del Gobierno para denunciar estos hechos.

“En ese momento decidí liderar la denuncia, y fue muy difícil articular la ayuda gubernamental para estas niñas. Aparte de eso, tengo un nivel de riesgo alto por amenazas que he recibido, pero la UNP (Unidad Nacional de Protección) me ha dado protección, pero no a las víctimas. Por su parte, la Fiscalía nos dijo que si por las denuncias había capturas, nos daban protección, pero es muy difícil que vayan a capturar a alguien en el Bronx. Al ministro del Interior y al alcalde Petro les entregué un informe en el que denuncié otros dos casos como ese.”

De todas maneras, al no lograr protección para Johanna, Claudia optó por sacarla de Bogotá.

“En la única entidad donde nos atendieron fue en el Ministerio del Interior. Allí nos dieron recursos para el traslado de esta joven, así como atención psicosocial, dinero para un proyecto productivo. Hoy ya recompuso su vida”.

La trata de personas al interior del país

La trabajadora social señaló que los casos de trata de personas en Colombia es un fenómeno viejo, pero nunca se le ha dado ese estatus. “Incluso para mí los falsos positivos son casos de trata, porque en muchos casos fueron captados, vendidos, comprados, se obtuvo un premio por ellos”.

Según cifras que maneja la fundación que lidera, en Colombia hay aproximadamente 140 mil esclavizados. “Cerca del 70 por ciento de esa cifra son víctimas de la explotación sexual, frente a un 20 por ciento de explotación laboral. En los principales puertos del país también se ve la explotación laboral, con chicos de corta edad llevando toneladas de mercancías por dos mil pesos, y sobre todo en las minas la situación es escabrosa

(…) Del Cauca y el Valle salen muchas víctimas de explotación laboral. Por la misma pobreza las captan siendo niñas, prometiéndoles educación, para que trabajen en haciendas o casas de familias ricas, pero no les pagan un sueldo digno. Por su parte, el Ministerio del Trabajo ha minimizado el tema como un simple abuso laboral”.

De otro lado, Claudia Quintero señaló que en el país no hay psicólogos especializados en la trata de personas.

Así mismo reveló también cifras de la trata de personas de colombianos en el exterior. “Por ejemplo en el Perú creemos que hay cerca de 20 mil colombianas en las redes de prostitución, mientras que en el 2013 se rescataron en Argentina 250 personas de la trata, y en Ecuador cerca de 80 el año pasado. En Latinoamerica Colombia y Brasil son los países que más víctimas de trata de personas tienen en el extranjero”.

*Nombre cambiado para proteger a la víctima.